El ejemplo de los animales

SOLIDARIDAD DE LOS ANIMALES

UN GRAN EJEMPLO PARA LOS SERES HUMANOS.

A veces los sentimientos no se expresan, no se verbalizan ni se muestran, pero eso no significa que no existan, y es con los gestos como se reconocen los estados anímicos. En 1872, el biólogo Charles Darwin, un precursor en su disciplina, detalló en la expresión de las emociones en hombres y animales las diversas maneras en que ambos demuestran lo que sienten: fruncimiento del entrecejo, movimiento de ojos, posición de orejas, meneo de rabo y erizamiento de pelos entre otros signos.

La variedad de sentimientos que puede acumular un ser humano es infinita, y éstos vienen siempre como consecuencia de unas circunstancias concretas. Si hace frío, las personas se cubren con más ropa, la misma de la que se despojan cuando hace calor. Del mismo modo se responde a situaciones más complicadas, con ternura a veces, con rabia otras; en ocasiones incluso se mezclan sensaciones contrapuestas. Así, de esta forma, se comportan también los animales. De hecho, la palabra animal deriva del término latino anima, que significa alma.

Sin embargo, como es natural, existen muchas diferencias entre el comportamiento social humano y el animal. Según explica Juan Carlos Senar, jefe de investigación del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, la primera cuestión que hay que tener en cuenta es que los animales pueden formar agrupaciones, que sirven para defenderse de posibles amenazas (sin formar una sociedad), y también grupos sociales en los que se funciona en equipo y bajo la premisa del bien común. “Estos últimos siempre van juntos, se acoplan entre ellos y, en general, hablan el mismo dialecto”, aclara.

Juan Carlos Senar es también secretario de la Sociedad Española de Etología, una ciencia que estudia el comportamiento de los animales y las circunstancias en que éstos se dan. Cuenta que los animales tienen la capacidad para desarrollar sentimientos tan dispares como la ternura, la agresividad, la curiosidad, la tristeza o la alegría. De hecho, es bien sabido que el movimiento del rabo de un perro representa su contento, por ejemplo.

Pero las cosas van mucho más allá. “los animales machos acostumbran a hacer regalos a las hembras, pececillos, insectos, plantas”, que son una suerte de cortejo, cuya “intención es la información”.

ETOLOGÍA. Es la rama de la biología que estudia el comportamiento de los animales en el medio natural. La etimología de esta palabra procede del griego eto cuyo significado es costumbre.

INICIOS. El zoólogo austriaco Konrad Lorenz (1903-1989) obtuvo en 1973 el Premio Nobel de Fisiología y Medicina. Es uno de los fundadores de la ciencia del comportamiento animal. Propuso la hipótesis de que muchas tendencias animales y humanas se basaban en pautas genéticas.

 La elección de una mascota es un acto que debe ser responsable. Un animal no es un juguete y, además, a menudo realiza acciones que sorprenden al ser humano. Hacerse cargo de un animal requiere un esfuerzo, una dedicación.  

El velo de los elefantes, su sensibilidad y su increíble capacidad para amar

Uno de los animales que más sensibilidad demuestra es el elefante. En sus manadas domina siempre una hembra, y los machos vagan en soledad. Cuando uno de los ejemplares del grupo muere, cuando se pierde un compañero, el resto demuestra su vinculación con él velando el cadáver, para evitar que los carroñeros se lo coman. 

Entre estos animales se establecen “fuertes lazos de afectividad”, similares a los que se dan entre las personas.

Por otro lado, al tratarse de un matriarcado, las relaciones predominantes en una manada de elefantes son las que se establecen entre abuelas, madres e hijos.

En ese triángulo es donde afloran sus emociones, donde el cuidado es parte esencial de las mismas. Por otro lado, los elefantes fueron domesticados hace millones de años y entrenados para servir a los seres humanos.

Es lo que se conoce como estado de cautividad, en el que animales no domésticos, como es el caso de los elefantes, son entrenados para convivir con las personas. En ese estado, los elefantes mantienen sus lazos afectivos, y su capacidad emotiva incluso se intensifica, alcanzando las mayores cotas de emotividad en las relaciones entre madres e hijos.

Las crías de elefante pasan gran parte del tiempo jugando, al igual que los niños pequeños. Chapotean en el agua, persiguen animalillos, se pelean entre sí con sus trompas y, cuando dejan de jugar, se apoyan unas contra otras y dormitan. Los adultos, en cambio, necesitan pocas horas de sueño, igual que los seres humanos maduros, y pasan la mayor parte del tiempo comiendo o visitando los puntos de agua para beber y bañarse.  EL SIGUIENTE VIDEO MUESTRA LA UNION, LA SOLIDARIDAD DE PARTE DE ESTOS BELLOS ANIMALITOS.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Pingback: Bitacoras.com

Deja un comentario